En mis sesiones de coaching es bastante común que lleguen personas, buscando respuestas para entender las dificultades de sus relaciones de pareja y como aquello que había empezado como una experiencia única y excepcional se convirtió con el tiempo, en una experiencia compleja y muy frustrante.
Desde mi mirada, no es de extrañar que esta situación sea tan común en nuestra realidad cultural, pues si bien recién parece que estamos empezando a estar genuinamente interesados en aprender a generar relaciones armónicas, cuando hablamos de las relaciones de pareja, nos enfrentamos al nivel más complejo de las relaciones.
Este no es un tema ajeno a ninguna persona, todos sabemos lo que es empezar una relación con alguien que te encanta y lo que es vivir el extraordinario momento del Enamoramiento. Sabemos lo que es sentir mariposas en el estómago, que te falte el aire al respirar, lo que es no sentir hambre ni sueño y ver todo lo que pasa en tu vida junto a esa persona teñido de color rosa.
En la etapa del enamoramiento, afloran solo emociones positivas dado el estado de “encantamiento” en que se encuentran ambas personas. En ese momento, lo único que queremos es estar con el enamorado, pasar todo el tiempo posible con esa persona y por supuesto si es posible emprender una vida juntos.
Lo que la mayoría no tiene tan claro, es que el enamoramiento es algo muy distinto al Amor.
Nuestra inteligencia instintiva, está encargada de manejar todas las funciones del instinto, como es el de generar, defender y sostener la vida; lo hace de una manera automática, donde nuestra razón no juega ningún papel.
El enamoramiento es un estado transitorio, generado por nuestra inteligencia instintiva, cuando reconoce en otro a una persona compatible genéticamente para la procreación de individuos sanos y fuertes, que permitan mantener la especie humana.
No vamos por ahí buscando de quien enamorarnos, ni mucho menos evaluando si es la persona más indicada o no, simplemente se da cuando al reconocernos mutuamente, se activa en nuestro cerebro la producción de una molécula orgánica, llamada la Fenil – Etil- Amina, más conocida como la FEA, u hormona del enamoramiento.
La secreción de FEA inicia una cadena de reacciones en el cerebro. El efecto primario de la
FEA es estimular la secreción de dopamina, un compuesto neurotransmisor que tiene el efecto de hacernos sentir bien, relajados, afectando a la vez los procesos cerebrales que controlan la búsqueda de placer. En términos más sencillo, podemos decir que el efecto de la FEA en nosotros, actúa como la aparición de un “velo” de percepción que no nos permite ver al otro como realmente es, con sus virtudes y defectos, sino que en ese estado vemos al otro como el hombre o la mujer ideal.
Ahora bien, el efecto de la FEA tiene una duración temporal, que puede variar de horas a meses, según se alcance la recompensa sexual, pues mal que bien debemos recordar que al instinto lo que le interesa es que se den las condiciones para una posible procreación. También es importante considerar que el enamoramiento no es un fenómeno que se presente una sola vez en la vida, sino que se puede manifestar muchas veces.
Que pasa cuando la FEA deja de estar presente?
Cuando la FEA deja de estar presente, normalmente se inicia en las parejas un duro proceso de desencanto o des enamoramiento, accionado por la capacidad recobrada de ver la realidad con todos sus matices.
Con seguridad, la mayoría de nosotros ha vivido la experiencia del desencanto. Ese momento cuando nos sentimos desilusionados, al no reconocer en el otro a ese de quien nos enamoramos y era tan perfecto.
En esta etapa, afloran con mucha claridad las manifestaciones emocionales y mentales asociadas al Ego, la dualidad, la insatisfacción, al manejo del poder y a los caprichos o “Quereres” de cada quién. Quiero que cambies! , Quiero que seas como antes!, Quiero que hagas lo que yo te pido!, Quiero que seas el que pensaba que eras!, Quiero que me des gusto!, Quiero que me hagas feliz!, Quiero ser lo más importante en tu vida!, en fin… toda una serie de “quereres”, que los aleja de la aceptación y valoración del otro y de la relación. Con frecuencia se da paso a un gran quiebre, pues cada uno pone en el otro la responsabilidad de que la relación funcione, alejándolos de la opción de Amor.
Lo difícil de este momento, es que muchas parejas llegan a esta etapa natural de la relación, cuando ya han iniciado una vida juntos, se han casado, están esperando un hijo, o en cualquier otra situación compleja que hace difícil su manejo.
Este momento aunque doloroso, puede llegar a ser el inicio del verdadero reconocimiento mutuo, paso previo a la aceptación del otro como un legítimo otro, que a su vez es parte fundamental del proceso para iniciar la construcción mutua de una relación de alta satisfacción. Este es un gran momento para la relación, al ser la oportunidad para trascender el instinto, trabajar el ego y abrirse a la experiencia del Amor.
La opción de Amor
Las relaciones que han logrado llegar al nivel de Amor, no nacen de manera espontánea, sino como el resultado de un compromiso profundo y un trabajo mutuo permanente y consistente en el tiempo, dedicado a traer consciencia a la relación.
Para que la pareja sea viable en el tiempo, es importante reconocer tempranamente si son o no compatibles como personas, es decir, si comparten una visión similar de la vida, y si su sentido del Ser conversa con el del otro. Importante en esta etapa, será abrir conversaciones honestas y transparentes para develar al otro el verdadero Ser que nos habita y conocer al otro desde este plano más trascendente.
Compatibles no significa que tengan que ser afines. La idea no es tener que encontrar a alguien que sea igual a nosotros en lo que preferimos, en lo que nos mueve, en como pensamos, sentimos o actuamos. Compatibles, significa que siendo cada uno tan único como es, comparten una mirada acerca de la vida que proyectan como pareja y con quien puedan generar acuerdos que faciliten la convivencia frente a las diferencias.
Muchas parejas al no darse el tiempo suficiente para asegurar que las expectativas del otro conversan con las propias, o peor aún, habiendo tenido señales claras de incompatibilidad, se aferran a la relación con la falsa idea de que podrán cambiar al otro en el camino. Podemos creer que este es un acto de amor, sin embargo es quizá el acto de mayor egoísmo e inconsciencia posible, al querer que el otro deje de ser él mismo para representar el ideal de alguien más. Además, intentar cambiar a otro no es una empresa difícil, sino más bien imposible, pues la transformación personal requiere de convicción, voluntad y libertad. Solo cambiamos cuando estamos listos para hacerlo y reconocemos en el cambio un beneficio personal profundo.
La opción de Amor, aparece como una posibilidad cuando ambas personas se comprometen profundamente con el otro desde un lugar de respeto y asombro, dejando a un lado los juicios de comparación y falta de valoración. Cuando se logra reconocer en el otro a un legítimo compañero de viaje que puede complementarnos, será cuando se pueda dar inicio a la co construcción de una relación consciente y con posibilidades de crecer en el tiempo.
En las relaciones sostenidas por el Amor, la prioridad se le da al bienestar de la relación por sobre los vicios individuales del Ego.
Vicios del Ego | Relaciones de Amor |
Tener la razón | Valorar la opinión del Otro |
Esperar que el otro se adapte | Ceder |
Control | Libertad |
Discutir las diferencias | Hacer acuerdos |
Callar | Conversar |
Juzgar | Aceptar |
Agredir | Respetar |
Culpar | Asumir |
Quejarse | Agradecer |
Enfoque en lo que falta | Valorar lo que se tiene |
Cuando ambas personas asumen plenamente su vida, reconociendo como propio todo lo que piensan, sienten, dicen, hacen y por supuesto los resultados que generan con todas sus decisiones voluntarias o involuntarias, conscientes e inconscientes, intencionales o no; estarán preparadas para hacerse feliz a sí mismas, sin responsabilizar ni culpar a su pareja y será entonces cuando podrán compartir su propia felicidad con el otro.
Una relación de Amor, la construyen dos personas conscientes y maduras, al tomarse libremente de la mano, comprometidas a ser día a día la mejor opción para el otro.